Entrevista a Benito Iglesias por la Axencia Galega de noticias.
El sector inmobiliario gallego no tiene ningún problema en realizar autocrítica y admitir que en los últimos años hubo excesos. Benito Iglesias preside la primera federación de empresas del sector que se pone en marcha en Galicia, con un objetivo claro: dotar de mayor transparencia a esta actividad.
¿Por qué nace esta federación? ¿A qué se debe?
En un principio no había ninguna federación de empresas inmobiliarias en Galicia, pese a que sí había de constructores y de promotores. Estamos empresas de intermediación, bien sean agentes de la propiedad, empresas inmobiliarias, agentes de suelo, etc. De alguna forma, nuestro sector está liberalizado desde hace bastante años, pero tiene que haber un control sobre esta actividad. Durante estos últimos años prácticamente se dedicaba todo el mundo en la intermediación inmobiliaria, lo cual en los años del boom inmobiliario desembocó en que muchas personas que no eran profesionales, tenían otro trabajo y se dedicaban a esto. Y eso afecta notablemente a la imagen de nuestro sector. Urgía mucho profesionalizar el sector inmobiliario.
¿Han desaparecido muchas empresas por la crisis?
El sector se ha drenado en muchos sentidos los tres últimos años. Hay muchas empresas que han cerrado,
lógicamente el sector tenía que sufrir un adelgazamiento. Y las que quedamos seguiremos dando un servicio serio y riguroso a los clientes. Se necesitaba cambiar la imagen del sector.
Esa imagen ha quedado tocada últimamente...
Sí, bastante dañada. En numerosas ocasiones se había ejercido esta profesión con malas prácticas. Y eso daña la imagen del sector. Ahora están pagando las consecuencias muchas empresas que abonan sus impuestos e intentan desarrollar esta profesión dignamente.
No inventamos nada. Hemos ido a rebufo de lo que han hecho en Cataluña y están intentando en Madrid o Valencia. El primer paso es crear un registro de empresas inmobiliarias, con dos mínimos básicos: estar dado de alta en la Agencia Tributaria con licencia fiscal y actividad económica, y tener un espacio físico. Lo primero se da por hecho pero no es así. Había personas que en su tiempo libre o en su segunda ocupación se dedicaban a intermediar sin estar dadas de alta en Hacienda. Y eso provocaba que sus operaciones fuesen fraudulentas, además de que no ofrecen garantías y se pueden lavar las manos y decir que no han presentado facturas. Eso ha pasado en numerosísimas ocasiones.
¿A qué se refiere con tener un espacio físico?
A contar con una oficina o un bajo comercial para desarrollar tu trabajo, donde tu empresa tenga su sede social. No puede ser que un señor que anda con un teléfono por la calle se dedique a intermediar. Esa no es una imagen profesional.
¿Pondrán más requisitos?
Sí, pedimos una de estas tres cosas: o una diplomatura o licenciatura para ejercer la profesión, o un mínimo de cinco años de experiencia, con lo cual se supone que tienes una formación, o bien que te recicles en un curso de formación que la propia federación impartirá, el cual pretendemos homologarlo con la Xunta. Esta propuesta se presentará en febrero o marzo. Queremos que exista un certificado que acredite que esa persona ha pasado un control y tiene unos conocimientos mínimos básicos.
Por lo que expone, esta actividad ha estado en manos de gente poco preparada...
Es cierto, las operaciones que efectuamos son de cientos de miles de euros. Y con eso no podemos jugar. Un profesional que intermedia en la venta de un piso a un matrimonio tiene que informar con detalle, saber qué es lo que quiere, cómo lo quiere y qué posibilidades tiene. Y aconsejar la mejor opción, por supuesto.
Pues en los últimos años parece que muchas familias se equivocaron en la adquisición de su vivienda.
Sí, estamos viendo que aumentan las ejecuciones hipotecarias notablemente. Si en el momento en que esa familia se hipotecó, nosotros hubiésemos sido capaces de dar una información veraz y rigurosa, y decirle hasta qué tanto por cien de la nómina podían sufragar la cuota de hipoteca en vez de meterse a ciegas, no se hubiesen encontrado con el problema que tienen ahora. Está claro que muchas familias hubiesen tenido el problema igual, hablo de familias con dos nóminas y que ambos perdieron el trabajo. Eso le puede pasar a cualquiera. Pero otra cosa es que ganando 900 euros al mes no me puedo hipotecar con una letra de 600 al mes. Eso es una locura. Y hablamos de hipotecas a 30 o 40 años.
¿Hacen autocrítica?
Nosotros queremos llevar el sentido común, todos hemos quedado un poco escaldados. Con los errores que hemos cometido, no seríamos profesionales si no aprendiésemos de ellos.
¿Cómo se encuentra ahora mismo la situación del sector en inmobiliario en Galicia?
Está compuesto por unas 2.000 empresas inmobiliarias. Las franquicias predominaban hace unos años, firmas como Fincas Corral o Don Piso. Pero esas son las primeras que han caído porque las empresas que estaban franquiciadas no podían soportar los gastos de canon o royalties que les pedían las propias franquicias. Y la mayoría han acabado quebrando. ¿Quienes quedamos? Los que estábamos antes. La inmensa mayoría de las empresas inmobiliarias somos microempresas con menos de 9 empleados.
¿Los clientes se fían más de las pequeñas empresas?
Hay más confianza. El cliente nos tiene que ver como lo que somos la mayoría, personas serias que actuamos con rigor. Por supuesto que no vamos a firmar por ellos, y si el cliente se empeña en que quiere hacer la operación, lógicamente es su decisión. Nuestra labor es informarle de pros y contras de cada operación. Y no primar la venta, sino primar el cliente y que a través de ese cliente te vengan más.
¿Repuntan al fin las compraventas del sector?
En los últimos meses el número de operaciones de compraventa ha crecido, salvo en octubre. Eso ha ido a rubufo de la cuenta ahorro vivienda, ya que había un número importante de personas que tenían que comprar antes del 31 de diciembre. Pero somos conscientes de lo que eso significa. Suponemos que los primeros meses de 2011 las personas que tienen poder adquisitivo para comprar ya han comprado.
¿Qué perspectivas tienen para este 2011?
El mercado de compraventa lo vemos en números rojos en los primeros meses. La recuperación del sector va a ser lenta. Y que nadie se engañe, no vamos a llegar a los niveles de 2005 o 2006. La vivienda libre ha caído por varios años; antes de seguir promoviendo y construyendo hay que aligerar el stock inmobiliario actual, que en Galicia no es de los más grandes. Pero no podemos seguir construyendo sin haber aligerado el stock, porque entonces seguiremos con el problema ahí.
¿Y el mercado del alquiler? ¿Cómo está evolucionando?
Por una parte, el precio del alquiler se incrementó cuando empezaron a salir las ayudas a jóvenes menores de 30 años. Además, ha habido un cambio importante. Ha bajado el número de compraventas pero sigue habiendo necesidad de vivienda. Y antes, hace cuatro o cinco años, la gente prefería comprar a alquiler. Pero ahora es a la inversa. No se compran tantos pisos porque nadie asegura que se siga trabajando en una empresa, y no queda más remedio que alquilar un piso. Eso ha provocado que haya una demanda mucho mayor de la que había hace tres años.
¿Hay la misma demanda en toda la comunidad?
En Santiago siempre ha habido una demanda fuerte, pero en ciudades como Lugo o Pontevedra en estos dos últimos años se ha producido mucha más demanda que oferta en el mercado del alquiler.
Los propietarios exigen más garantías. ¿Lo han constatado?
Sí, nos encontramos con un endurecimiento del acceso al mercado del alquiler, ya lo avisamos hace año y medio. La morosidad en el alquiler ha subido también, lógicamente, y los propietarios han endurecido las condiciones porque no quieren problemas. Antes prácticamente nadie te pedía un aval bancario o seguro de alquiler, sólo figuraba en un 10% de los contratos. Y ahora más de un 60% de contratos se firman con aval o seguro. En el caso concreto de Ourense, ya nadie firma un contrato si la persona no puede garantizar sus ingresos. Las personas sin nómina no tiene acceso. Por eso nosotros llevamos año y medio derivando a inquilinos a servicios sociales o Cáritas. Nos encontramos con que muchas personas no pueden alquilar una vivienda por quedarse sin trabajo.
¿Qué le parece el precio del alquiler en Galicia?
Ahora se mantiene estable, pero realmente es un precio medio-alto comparado con la renta per cápita, aunque las diferencias son grandes entre Santiago y A Coruña o Lugo y Ourense. Esto se debe a que hay más demanda que oferta.
La federación prevé realizar un ‘termómetro’ de precios. ¿Para qué va a servir?
Lo haremos cada tres meses y con él intentamos transmitir la realidad de la compraventa y del alquiler. Así no va a venir ningún propietario a abusar, ni habrá inquilinos pidiendo lo que no hay en el mercado. Hay que corregir el precio de la vivienda, hemos realizado ventas a unos precios descontrolados en los que un piso valía cinco, al día siguiente seis y al siguiente siete. Y eso no puede ser.
Publicado en el suplemento económico Nova+
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